jueves, 23 de enero de 2014

LA MECÁNICA DEL PENSAMIENTO

Todo el día y toda la noche estamos pen­sando una infinidad de cosas distintas. Pasa por nuestra mente una especie de película cinemato­gráfica constante, aunque desconectada.
Entre tantas ideas diferentes, nos detenemos a contemplar, examinar o estudiar algunas más que otra?. ¿Por qué? Porque nos han estimulado el sentimiento. Nos han producido un sentimien­to de temor o de antipatía, de simpatía o de lástima, un sentimiento de agrado o de desagra­do, no importa. El hecho es que por aquel sentimiento, la idea nos interesa, la repasamos más tarde, tal vez la comentamos con alguien. Esto es meditar, y lo que así se medita pasa al subconsciente y se graba allí.
Una vez que se graba una idea en el subconsciente se convierte en un "reflejo". Tú sabes que cuando el médico te da un golpecito con algún objeto en un sitio alrededor de la rodilla, tu pierna da un salto. Te han tocado un punto sensible y has reaccionado ¿no? En esa misma forma, cada vez que ocurre en tu vida algo refe­rente a una de las ideas que están grabadas en tu subconsciente, el "reflejo" reacciona en la forma exacta en que fue grabado. Tu adoptas una acti­tud de acuerdo con el sentimiento original que sentiste cuando primero pensaste en aquella idea. Los metafísicos llamamos a esto un "concepto" o sea, una creencia, una convicción.
El subconsciente no discierne. No decide nada, no opina ni piensa por si solo. No tiene poder para protestar, no tiene voluntad propia. Esas no son sus funciones. Su única función es la de reaccionar poniendo a la orden el reflejo que se le ha dado. El es, en este sentido, un maravilloso archivador, secretario, bibliotecario automático que ni descansa ni falla jamás. Tam­poco tiene sentido del humor. No sabe cuándo una orden ha sido dada en chiste o en serio. De manera que si tu nariz es un tantico abultada; y si tú por hacer reír a los demás, adoptas el chiste de llamarla "mi nariz de papa rellena", por ejem­plo, como el subconsciente es un servidor exacto, no tiene sentido del humor y sólo sabe obedecer incondicionalmente, tratará por todos los medios de cumplir la orden que le han dado tus pala­bras y tú sentir ... y verás a tú nariz parecerse más y más a una papa rellena.
La palabra "Metafísica" quiere decir "más allá de lo físico", o sea, la ciencia que estudia y trata de todo lo que está invisible a los sentidos físicos. Te da la razón de ser todo lo que no comprendemos; de todo lo misterioso; y es exac­ta, como comprobarás a medida que leas este librito.
Ahora veras: ¿Recordarás tu la primera vez que oíste mencionar la palabra "catarro" ¿No lo recuerdas, verdad? Eras muy pequeñito. La pa­labra la dijeron tus mayores. Te enseñaron a temerla. A fuerza de repetirla te instruyeron a comprender la, te dijeron que no te mojaras los pies, que no te pusieras en una corriente de aire, que no te acercaras a alguien porque tenía cata­rro y se le pegaba, etc., etc. Todo lo cual se fue grabando en tu subconsciente y formando allí un reflejo. No tuviste jamás que recordar las advertencias de tus mayores. El daño estaba hecho. De allí en adelante, tu subconsciente te ha brindado un catarro (el mejor que te pueda obsequiar) cada vez que te has colocado en una corriente de aire, cada vez que se te han mojado los pies, cada vez que te acercas a un acatarrado y cada vez que tú oyes decir que anda por allí una epidemia de gripe o de catarro.
Por culpa de tus mayores, por lo que has escuchado decir a los demás; por lo que has leído en los periódicos y en los anuncios, en el radio y televisión, y sobre todo porque ignoras la verdad metafísica de la vida, has aceptado estas ideas erróneas y se convirtieron en reflejos que actúan sin premeditación tuya, automáticamente, y que son causa de todos los males que te aque­jan en el cuadro de tú vida. Tienes un cargamen­to voluminoso de ideas ajenas que afectan todos los departamentos de tú vida, tu cuerpo, tu alma y tu mente. Advierte que si no los hubieras acep­tado; si por el derecho que te da tu libre albedrío de escoger, aceptar y rechazar, no hubieras acep­tado lo negativo, no hay germen ni virus ni poder en el mundo que hubiera podido atacar ni con­vencer a tu subconsciente para que actuara de ninguna otra forma que aquella que tu le diste.
Tú voluntad, negativa o positiva, es el imán que atrae hacia tí los gérmenes, las circuns­tancias adversas o las buenas. Como ya hemos dicho, tu actitud negativa o positiva ante los hechos, determinan los efectos para ti

martes, 3 de diciembre de 2013

LA HIPOCRESÍA DE LOS RELIGIOSOS


Desde siempre, la dominación de unos sobre otros, tiene como caldo de cultivo la ausencia de actitud crítica. Así, quien no se cuestiona constantemente en lo que cree, no puede echar raíces, y termina adoptando una actitud que oscila entre lo hipócrita y lo estúpido. Repiten como loros las maravillas de Dios de las que hablan sus “maestros”, pero jamás se animan a descubrir si tales maravillas son verdaderas.
La fe ex una experiencia personal de la que nadie debe privarse. No se puede creer en Dios porque otros hablan de él, o –peor aún- por temor a que caiga sobre nosotros un terrible castigo. La existencia de Dios debe ser la primera condición que debe exigir quien decida el camino del cristianismo como modo de vida, más que como una religión.
Suele suceder que las personas acuden a una iglesia (evangélica, católica etc.) por que la familia profesa esa creencia, porque sus amigos van allí, o porque le dijeron que allí la solucionarán sus problemas. Sin embargo, nunca se animan a contradecir aquello que les parece que no es correcto. Esta actitud crítica es la única puerta que nos hará conocer más profundamente los misterios de la fe. Cada cuestionamiento que uno haga de aquello que “no lo convence”, servirá para poder llegar a entender con claridad ese mismo punto, o para derribar enseñanzas falsas repetidas por generaciones.
Cuando esa “costumbre” de repetir como un loro lo que otro enseña por miedo a castigo alguno o a ser catalogado de rebelde, la iglesia a la que uno acuda se convierte en algo ajeno a lo espiritual. Se llena de advertencias, de prohibiciones, de amenazas supuestas de terribles males simplemente por pretender entender lo que no está muy claro.
Ese es el principio de la hipocresía.
Jesús, el gran maestro, advirtió esto. He aquí algunas pocas (hay muchas más) de sus enseñanzas:  (Mateo 23:15) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros. (Mateo 23:25 al 27) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio.  ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.” 

sábado, 16 de noviembre de 2013

¿HUBO UN PAPA o "SANTO PADRE" QUE EN REALIDAD ERA MUJER?


Diversas fuentes dan cuenta que existió un papa que en realidad era una mujer. No se trata de una confusión, ya que este papa dio a luz un hijo en público en plena procesión. Algunos dicen que allí mismo la lapidaron, otros, que murió en el parto. A partir de allí, se señala que hubo durante mucho tiempo una costumbre para probar la sexualidad de quien habría de asumir como cabeza del catolicismo.

¿Sabía usted que había una tradición en la cual consistía en que los papas antes de ser coronados, se sentaban en una silla de mármol rojo para ser examinados a fin de probar su sexo? ¿De dónde viene esto?

La Papisa Juana
Distintos cronistas católicos romanos, entre ellos obispos, cardenales, sacerdotes, pero especialmente monjes, nos hablan de esta mujer que llevó el nombre de Papa Juan VIII.
El reinado de la Papisa fue de dos años, cinco meses, y cuatro días, desde el año 855 al 858. Esto la sitúa después del Papa León IV (847-55) y antes que Benedicto III.
El monje benedictino Marianus Scotus (1028-86), pasó los últimos 17 años de su vida en la Abadía de Mainz. La misma ciudad alemana donde Juana había nacido 250 años antes.
Este cronista, en algunos de sus manuscritos de su Historiographi donde describe eventos hasta el año 1083, tiene una anotación en el año 854 que dice: «El Papa León murió en las Calendas de agosto.
Fue reemplazado por Juana, una mujer, que reinó por dos años, cinco meses, y cuatro días» (Marianus Scotus, Hist. sui temp. ciar.; RGSS I, p.639; citado en TheFemóle Pope, Rosemarie and Darroll Pardoe, 1988, p.14).
Posteriormente, en el siglo XII, tenemos dos cronistas que hacen referencia a la Papisa Juana. Cronológicamente primero está Sigebert de Gemblours, un monje benedictino nacido en 1030 y muerto en 1112 o 1113.
Su historia, la Chronographia, termina en el año 1112, y contiene la siguiente corta narración bajo el año 854: «Se rumora que este Juan es una mujer, y conocida así solamente por su familiaris (compañero) que terminó embarazándola. Dio a luz mientras era Papa, debido a lo cual ciertas gentes no la cuentan entre los papas..."
El segundo cronista es Gotfrid de Viterbo, secretario de la Corte Imperial. En su obra el Pantheon, de 1185, incluye una nota después del Papa León IV, donde especifica que Juana, el Papa femenino, no es contado
Según esta historia, Juana, nació en 822 en Ingelheim am Rhein, cerca de Maguncia, era hija de un monje. La pequeña Juana creció inmersa en ese ambiente de religiosidad y erudición, y tuvo la oportunidad de poder estudiar, lo cual estaba vedado a las mujeres de la época.
Puesto que sólo la carrera eclesiástica permitía continuar unos estudios sólidos, Juana entró en la religión como copista bajo el nombre masculino de Johannes Anglicus (Juan el Inglés). Según Martín el Polaco, la suplantación de sexo se debió al deseo de la muchacha de seguir por amor a un estudiante.
En su nueva situación, Juana pudo viajar con frecuencia de monasterio en monasterio y relacionarse con grandes personajes de la época. En primer lugar, visitó Constantinopla, en donde conoció a la anciana emperatriz Teodora.
Pasó también por Atenas, para obtener algunas precisiones sobre la medicina del rabino Isaac Israeli. De regreso en Germania, se trasladó al Regnum Francorum (Reino de los francos), la corte del rey Carlos el Calvo.
Juana se trasladó a Roma en 848, y allí obtuvo un puesto docente. Siempre disimulando hábilmente su identidad, fue bien recibida en los medios eclesiásticos, en particular en la Curia.
A causa de su reputación de erudita, fue presentada al papa León IV y enseguida se convirtió en su secretaria para los asuntos internacionales.
En julio de 855, tras la muerte del papa, Juana se hizo elegir su sucesora con el nombre de Benedicto III o Juan VIII. Dos años después, la papisa, que disimulaba un embarazo fruto de su unión carnal con el embajador Lamberto de Sajonia, comenzó a sufrir las contracciones del parto en medio de una procesión y parió en público.
Según Jean de Mailly, Juana fue lapidada por el gentío enfurecido. Según Martín el Polaco, murió a consecuencia del parto.


jueves, 14 de noviembre de 2013

LO QUE ESCONDE EL “PADRENUESTRO”


El “padre nuestro” no es para recitarlo de memoria. Encierra en sí una estructura de oración que es bueno comprender. También para hablar con Dios (orar, rezar, como quieras llamarle), el Jesús nos dejó una receta, pero para encontrar esta, como tantas otras promesas que Dios tiene para nosotros, es necesario leer la biblia con una actitud espiritual y nuestros ojos espirituales comenzarán a ver cosas que antes pasamos por alto, aunque siempre estuvieron delante de nuestra nariz. Por ejemplo: Cuando Jesús enseña a orar dice una oración que todos hemos aprendido de memoria, pero que tal vez nunca analizamos qué nos quiso decir. Veamos. Más allá de las variaciones que tienen las distintas traducciones, el contenido es este: “Padre Nuestro, que estás en el cielo,  santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén”.
Ahora vamos por parte: cuando dice “Padre Nuestro” nos está enseñando a orar solidariamente, reconociendo que no soy yo sólo el hijo de Dios, sino que lo compartimos. “…que estás en el cielo..” lo ubicamos en la inmensidad que nos sobrepasa. Es decir que es lo que nos contiene, no podemos estar fuera de él, porque adonde vayamos tenemos cielo. Somos parte de él, pero dentro de él. “…santificado sea tu Nombre..”. santificamos su nombre, lo que nos impone la necesidad de corresponderle para poder estar en armonía y ser oídos. “…venga a nosotros tu reino…”. Otra vez insiste con la solidaridad con todos los demás, reconociendo que hay un reino. ¿Y qué es un reino? Es el dominio de alguien donde tiene todo lo que le pertenece y que nadie puede tocar ni entrar sin su permiso. Así, le pedimos que todas sus riquezas y poder vengan no sólo al hablante, sino a todos utilizando el “nosotros” para ampliar el pedido. “…hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo…”. La voluntad de Dios es que la humanidad alcance la salvación, por eso envió a su hijo unigénito para que tengamos vida eterna. Y Jesús nos enseñó a solicitar que esa voluntad de Dios sea en el cielo y la tierra, de manera que sea imposible que no nos toque a nosotros esa bendición.  “…Danos hoy nuestro pan de cada día…” Luego pasa a las cuestiones estrictamente materiales, ejemplarizándolos en el alimento, pues nadie come más de lo que necesita, aún cuando a veces esos alimentos no son buenos y pueden enfermarnos de obesidad. Pero todos tenemos una capacidad limitada de ingerir alimentos. Así, este párrafo pide al padre que nos satisfaga todas nuestras necesidades materiales hasta la saciedad, no para que no convirtamos en avaros y tengamos acaparado lo que otros necesitan.  “…perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden…”. Seguidamente, el Señor Jesús, nos enseña que todo será en vano si hay sentimientos negativos para con otras personas. Nos invita al perdón. Y no es fácil perdonar, aún cuando lo digamos expresamente. Perdonar es borrar de nuestra memoria el enojo que nos produce haber sido heridos, dañados o molestados. Pero hay algo más grave aún. Según nos muestra la biblia, el único acusador que existe es Satanás el diablo. Ahora analicemos esto: Cuando alguien nos hizo algo malo, sólo con sentir dolor en nuestro corazón, estamos acusando a ese alguien, delante de Dios ¿No dice la biblia que dios escudriña nuestros corazones? Pues cuando revise el suyo, encontrará el dolor o enojo que tiene contra aquél al que supuestamente usted ya perdonó. Yo me he hecho un ejercicio para poder ejecutar el perdón, que es algo así como “formatear el disco rígido” de nuestro corazón. Hago el ejercicio imaginario de ser la persona que me hirió. Me pongo en su lugar y en la situación en la que ocurrió el hecho que nos involucra. Una vez en “su piel”, comienzo a pensar porque hice lo que hice contra la otra persona, y siempre encuentro una justificación, que nunca tiene que ver con la maldad premeditada, sino con circunstancias que nos llevaron a cometer el error. Cuando  he hecho eso, ya lo comprendí y automáticamente dejé de considerarlo casi mi enemigo. Es que cuando hago esta empatía, yo soy él y aunque quiera, uno es incapaz de acusarse a uno mismo.
Ahora repasemos: Es la oración una comunicación directa y poderosa con Nuestro Creador, por lo que podemos poner toda nuestra confianza y fe en Dios. Esto no significa que a partir de ahora no vamos a hacer nada, esperando que todo llueva del cielo. Dios hará su parte y la parte que hace Dios nosotros no la podemos hacer. Pero nosotros, hagamos nuestra parte, todo lo que a nuestro alcance. Cuando ya escape a nuestra posibilidad,  comienzan a actuar Dios. Ahora somos “socios” con Dios. Cree en vos  mismo y cree en Dios y todo te saldrá bien.-


miércoles, 6 de noviembre de 2013

UN PAPA INVENTÓ UN SACRAMENTO COMO MÉTODO DE ESPIONAJE

Ahora que hay tanto escándalo con el espionaje de Estados Unidos a distintos países del mundo, bueno es recordar que hubo un Papa con su correspondiente concilio, instituyó un sacramento -la confesión- para el perdón de los pecados, aunque en realidad era un método de espionaje para descubrir ideologías y herejes, aunque el invento se utilizaba desde mucho tiempo antes dentro de algunos conventos, para saber qué pensaban los monjes. El sistema se desvirtuó luego, y los sacerdotes abusaban de los penitentes, perdonándoles pecados a cambio de sexo o distintos favores. Luego la inquisición persiguió a esos depravados y se vio obligado a inventar el confesionario, para que no hubiera contacto físico entre sacerdote y penitente.
Fue el papa Inocencio III a través del concilio del año 1215, quien instrumentó la confesión a nivel general. Después de ese papa vino otro que aprovechó el “invento” y lanzó lo que hoy conocemos como la “inquisición”, un acto perverso, salvaje y criminal que llevó adelante la iglesia católica.
Según el teólogo católico Ignacio López, con quien coincide Rafael Martínez Arias de las comunidades cristianas de base madrileñas, el sacramento de la confesión -que se practica hasta hoy en la iglesia católica y que por mucho tiempo fue condición esencial para tomar la comunión dentro de la iglesia católica- era algo así como una forma confidencial entre alguna autoridad eclesiástica y sus monjes para acceder al perdón de Dios (llamativo, ya que el cristianismo desde sus inicios practicaba el bautismo como método de limpieza de los pecados). Se trató de un invento de superiores religiosos de algunos conventos de Irlanda allá por el siglo VI de nuestra era. De esta forma, accedían sin problemas a conocer hasta los pensamientos más íntimos de cada uno de sus monjes. De Irlanda, pasó a otros países. Siglos después, (siglo XIII) el Papa Inocencio Tercero –que según la historia vivía rodeado de lujos, y se dice que también que hacía negocios turbios- impuso esa confesión como norma obligatoria para todos los cristianos. 
Se menciona que por esos tiempos, las cosas no iban bien entre los fieles y las autoridades eclesiásticas. Ante esto, Inocencio III recordó aquella vieja costumbre de espionaje a sus propios monjes y decidió “bajarla” a toda la feligresía, para saber quienes eran los descontentos y quienes los que ingenuamente creían en la santidad inmaculada de las máximas autoridades católicas.
Lo que en los primeros siglos era un proceso que duraba días, semanas o meses, se redujo a tan sólo un rato de plática entre penitente y confesor, que ya no tenía que ser el obispo y podía ser cualquier sacerdote. Desde entonces este rito se extendió por todas las iglesias cristianas. El cuarto Concilio de Letrán (1215) estableció la obligación de confesar los pecados a un sacerdote al menos una vez al año. A partir de ahí todo cristiano tenía la obligación de confesar sus pecados a los sacerdotes. Y a los sacerdotes les dijo: Interroguen a quienes se confiesan para conocer sus opiniones religiosas y políticas.
el sistema sirvió a medias, ya que si bien obtenían información, la disconformidad continuó, pues los disidentes, tampoco aceptaban esta nueva imposición.
Llegó luego otro papa –Inocencio IV- que tomó medidas más drásticas, aunque no por eso dejó de lado el sacramento de la confesión. Pues con mando durísima (sanguinaria diría yo) dio lugar a los nefastos Tribunales de la Inquisición. 
Ignacio López aporta además este tramo interesante y repugnante de la historia eclesiástica:

El “delito de solicitación”

A lo largo de su historia, la confesión ha conducido a prácticas turbias, que expresan lo nada evangélico de este rito. En 1713 los tribunales de la Inquisición emitieron un edicto para frenar en España, en la Nueva España (México) en Honduras, Nicaragua, Guatemala y Filipinas lo que llamaron “delito de solicitación”, contra el que ya había advertido la bula del Papa Gregorio XV “Universi Dominici Gregis” de 1641.
Consistía el delito en que el confesor “solicitaba” a la penitente que le otorgara favores sexuales a cambio de absolverla de sus pecados. Según Jorge René González Marmolejo, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México y autor del libro “Sexo y Confesión” (INAH-Plaza y Janés, 2002), quinientos documentos de los Archivos de la Nación y de la Inquisición en México prueban, con los testimonios de 348 mujeres que se auto-denunciaron a la Inquisición sintiéndose culpables ellas de acceder a la “solicitud”, que la práctica de la “solicitación” fue habitual, especialmente en los siglos XVIII y XIX. En el siglo XVIII era uno de los tres delitos más perseguidos por la Inquisición, junto a la literatura prohibida y la bigamia.
En los documentos archivados se describe el delito: el sacerdote pedía durante la confesión a su hija o hijo espiritual realizar “actos torpes y deshonestos con él o con terceras personas”: palabras picantes, tocamientos, incluso el coito. En ocasiones, la “solicitación” tenía como base un amor clandestino entre confesor y penitente. El edicto de 1713 prohibió que la penitente se confesara arrodillada frente al sacerdote porque la cabeza quedaba a una altura “comprometida” y “debajo de la sotana se podían hacer y ocultar muchas cosas”. Estableció que si el sacerdote tenía que trasladarse a la casa de una enferma, debía hacerlo en compañía de otro religioso y confesarla con las puertas abiertas. También se prohibió que confesor y penitente tuvieran conversaciones antes o después de la confesión.
El confesionario
El mueble llamado confesionario, que aún se ve y se usa, principalmente en iglesias antiguas, apareció por primera vez en el Concilio de Trento (1542-1562). Para entonces, la costumbre de la “solicitación” había llegado a tal extremo que había sacerdotes que confesaban a sus penitentes colocándolas sobre sus rodillas. Se calculó que sin una separación estricta entre confesor y penitente el acoso sexual y las prácticas sexuales no se detendrían. El edicto de la Inquisición de 1713 elaboró una normativa sobre cómo diseñar los confesionarios, que ya se estaba utilizando desde hacía más de un siglo. Debían instalarse en lugares iluminados y no aislados y no debían tener puertas o cortinillas entre el confesor y la penitente, sino rejillas con orificios lo suficientemente pequeños como para impedir introducir los dedos para realizar “caricias eróticas”.



lunes, 4 de noviembre de 2013

JESÚS ERA ATEO

Por mucho menos que esto, en otros tiempos, me hubieran quemado en la hoguera. Pero sucede que el Dios del que habla Jesús, para nada es el Dios que idealizaban los judíos de su época. Y a eso se abocó Jesús, a enseñarle a los judíos, el Dios verdadero. Así, jesús no creía en el Dios que en ese momento –a través de leyes y dogmas- sostenían los Judíos. Y con énfasis los trató de hipócritas, haciendo que la palabra “fariseo” dejara de ser lo que era, para pasar a ser sinónimo de “Hipócrita”. Visto de ese modo, para las autoridades judías, Jesús es lo que hoy llamaríamos, un ateo, ya que no acordaba para nada con el Dios que ellos habían configurado. Sin embargo, Jesús se encarga de aclarar que el no venía a transgredir la ley, sino a cumplirla. Es que la ley tuvo un propósito original: Ayudar a esas personas a encontrar el camino de la felicidad, y para ello había “alambrado” los costados del camino espiritual, con la ley, para que pudieran cumplir con su objetivo. Lamentablemente, los judíos hicieron de la ley, un instrumento de dominación, teniendo una vida a la mirada de sus pares, y otra vida cuando supuestamente no había testigos.
Como una provocación, enseña una parábola, poniendo como ejemplo de solidaridad y amor al prójimo, a un samaritano, sabiendo el desprecio que los judíos tenían por aquellos que en otro momento habían sido sus hermanos.
La parábola: En el camino que va de Jerusalén a Jericó
Hay cosas que parecen resistirle al paso del tiempo. Tal como era en tiempo de Jesús, el camino que se debe recorrer para unir Jerusalén con Jericó sigue siendo una postal de la aridez. Cuando ya se ha andado lo suficiente como para sentir la aridez como parte de uno, aparece una pequeña capilla, llamada del Buen Samaritano, que recuerda la historia inventada por Jesús, conocida como “el buen samaritano” (Lucas 10,25-37). 
Hay que recordar que los samaritanos fueron parte de Israel. Una de las tantas crisis que tuvo Israel, aproximadamente mil años antes de Jesús, los separó lo suficiente de sus hermanos, como para convertirlos –no en desconocidos- sino aún peor, en despreciados. Los judios, lo menciona la biblia cuando la mujer samaritana le pregunta a Jesús adonde se adora a Dios, señalando que los judíos lo hacían en el monte de Sión, en Jerusalén, mientras los samaritanos lo establecían en Siquem y en el monte Garizim.
Pasaron alrededor de 200 años, y los samaritanos sufrieron exilio, mezclándose con gente no judía, lo que hoy podríamos mencionar como “mestizos”, con todo lo que ello implica tanto en lo cultural y también en lo religioso, alejándolos aún más de sus ex hermanos judíos.
Con el relato del “buen samaritano” sacude culturalmente a su audiencia, que al ir escuchando el relato, ante la falta de solidaridad del sacerdote y del levita judíos,  no podía haber otro desenlace que un héroe israelita para ayudar al pobre viajero tirado junto al camino. El efecto que Jesús le impuso a la historia era lo que hacía la diferencia: Plantó como héroe a lo que hoy denominaríamos como un “ateo”. Así, Jesús cambia el paradigma y enseña que ya no es la ley la protagonista, o la que hace buena a o malas a las personas, sino que pone en el centro de la escena al AMOR, como la “nueva ley” que sin transgredir la mosaica, acerca a las personas, deshace la herencia étnica como forma de llegar a Dios y borra las diferencias entre humanos, con la condición de que quien no ama, no es de Dios. 

Hoy es tiempo de volver a preguntarse: ¿A qué Dios adoramos? ¿A uno inventado por un sector de poder como son las iglesias, o el Dios del Amor que tan nítidamente pintó Jesús en la parábola del “buen samaritano?

Cada uno es libre de seguir al Dios que prefiera. Eso sí, el Dios de los milagros, el Díos de la vida abundante, el Dios que todo lo transforma, ese Dios es el AMOR.-

EL PAPA, UN INVENTO CATÓLICO

La importancia que tiene esta autoridad de la iglesia católica en el mundo, es el producto de años de gestión frente a los poderosos de la historia. Sin embargo, el “papado” es un invento de la iglesia católica sin respaldo bíblico ya que Jesús no creó una religión, sino que sólo se limitó a enseñar como hacer para tener una vida abundante en todos los órdenes de la vida.
Papa significa papá, aunque hay varias acepciones, entre ellas un par de acrónimo que explica el por qué de esta palabra. Aún así, no tiene como justificar que ese cargo se haya convertido en un título nobiliario, elegido en secreto sólo por los cardenales. Al fin y al cabo, nada tiene de espiritual ese cargo, aunque la ingenuidad popular le atribuya esa pretendida representación de Dios.
Si comparamos Mt 16,15-20 (Jesús les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Pedro contestó: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.” Jesús le replicó: “Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.” Entonces Jesús les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.  )con los pasajes equivalentes de los otros evangelistas —Mc 8,27-30 (Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?. Ellos le respondieron: «Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas». «Y ustedes, ¿Tú eres el Mesías». Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.); Lc 9,18-22 (Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado».  «Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?». Pedro, tomando la palabra, respondió: «Tú eres el Mesías de Dios». Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. «El hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día».) y, en cierta medida, Jn 6,68-70 (Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios». Jesús continuó: «¿No soy yo, acaso, el que los eligió a ustedes, los Doce? Sin embargo, uno de ustedes es un demonio».) —, observaremos que aunque la frase se repite textualmente en Marcos y Lucas (pero con añadidos diferentes, claro, está) y el sentido se conserva en Juan, en ninguno de ellos aparece rastro alguno del versículo concreto de Mt 16,18-19 con el fundamental nombramiento que Pedro recibe de Jesús; ¿resulta creíble que la inspiración divina se olvidase de comunicar a estos tres evangelistas la justificación del papel central que deberían jugar todos los papas de la Iglesia hasta el fin de los tiempos? Parece poco probable que así sea. 
A continuación, una monografía del teólogo Ignacio López Vigil.

La palabra Papa

La palabra “Papa” proviene del latín “papas” y ésta del griego “pappas”, que se emplea para darle cariño a la palabra “padre”. Significa “papá”. Este título se le dio en Oriente, en señal de respeto, a obispos y presbíteros, y a partir del siglo III se le dio en Occidente a los obispos. Fue el obispo Siricio (384-399) el primero que se hizo llamar a sí mismo Papa. También empezó a calificar las disposiciones que tomaba como “apostólicas”.
A través de este título, la iglesia de Roma se iba imponiendo sobre todas las demás. Desde el siglo V el apelativo Papa se usó solamente para el obispo de Roma y fue un título exclusivo para él desde el siglo VIII: “Papas Urbis Romae”. En el siglo XII el Papa Gregorio XI ordenó oficialmente que con este título se nombrara únicamente a los obispos de Roma.
Otra explicación del título Papa es el que resulta del acrónimo de las palabras latinas “Petri Apostoli Potestatem Accipiens” (el que recibe la Potestad del Apóstol Pedro). En el siglo XI, el Papa Urbano II había propuesto este título para los obispos de Roma en base a otro acrónimo: “Pedro Apóstol” (enviado) “Pontífice” (constructor de puentes) “Augusto” (consagrado). Otra explicación es que Papa es la unión de las dos primeras sílabas de las palabras latinas: “Pater” y “Pastor” (Padre y Pastor).

Una arrogancia extrema
Sea cual sea su origen, es evidente la arrogancia y la vanidad que hay en los títulos y las formalidades con que se trata a los jerarcas católicos y con los que ellos se hacen tratar, traicionando así una orden expresa de Jesús (Mateo 23,4-11).
Los jerarcas católicos “obsequian” también a sus amigos con títulos de preeminencia. Según el historiador alemán Horst Herrmann, el Vaticano vende títulos nobiliarios de origen eclesiástico por los que quienes quieren lucirlos pagan hasta 150 mil euros. Hay casos extremos. Uno de los casi 500 “santos” canonizados por el Papa Juan Pablo II fue el sacerdote español José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, una organización católica que cuenta con enormes recursos financieros y con unos 80 mil hombres y mujeres dispuestos a promover un catolicismo elitista, opulento y sectario, a ejemplo de su fundador. En vida, Escrivá, un hombre de origen rural y humilde, compró para lucirlo, aunque no en el Vaticano, pero por la misma vanidad, el título de Marqués de Peralta.
En Roma, los devotos de este nuevo “santo” y de su Obra acuden a un búnker en la calle Bruno Buozzi de Roma, en donde descienden por unas escaleras que conducen hacia una lujosa cripta donde reposan los restos de Escrivá ante el altar mayor. Tras la muerte de Escrivá, en 1975, fueron los mismos miembros del Opus Dei quienes dieron a conocer que su fundador lo había previsto todo para que, al morir, iniciara su culto: almohada de terciopelo para exponer su cadáver, nombre de quien debía hacerle una mascarilla a su cadáver y quien debía embalsamarlo, mechón de pelo que debían cortarle para exponerlo a sus devotos, lápida de mármol para la tumba. Y en ella, una sola inscripción: “El Padre”. Difícil encontrar tanta arrogancia antievangélica en un “santo”.
                 
Jesús no estaba de acuerdo
Jesús prohibió expresamente llamar a nadie Maestro, Padre, Doctor (Mateo 23, 8-12). La historia de Pedro y el capitán romano Cornelio que Jesús le recuerda a la periodista Raquel aparece en los Hechos de los Apóstoles (10,24-26). Todo el mensaje de Jesús, todas sus actitudes, son congruentes con el rechazo a la arrogancia y a la superioridad que se expresan, no sólo en palabras, sino en todas las formalidades externas que los humanos con poder buscan para darse importancia y reclamar sumisión y obediencia. Y aunque esto de los títulos parezca un tema irrelevante o de secundaria importancia, no lo es. La jerarquización del lenguaje, los protocolos, las formalidades y ceremoniales, no son más que expresiones del poder que se entiende como imposición y no como servicio.

Mientras más jerarquía, más ceremonial
Las formalidades, tanto en el lenguaje como en las actitudes, siempre tienen que ver con el uso o abuso del poder. Una de las dificultades más grandes en las sociedades actuales para lograr una conciencia democrática está en que los actos públicos ―políticos, sociales, académicos, tanto los de derecha como los de izquierda― son sinónimos todavía de protocolos, comportamientos estereotipados y palabras altisonantes. Abunda la falta de sencillez y de espontaneidad. Un poco menos de ceremonial sería importante para suscitar sentimientos de igualdad. Todo formalismo ―y más cuando más fastuoso― es una manera de afirmar la jerarquía y, por lo tanto, de reafirmar quién tiene el poder, a quién hay que obedecer.
Al estudiar la compulsión por la parafernalia que exigen los ejércitos y las jerarquías eclesiásticas católicas latinoamericanas, el sociólogo y sicoanalista peruano Guillermo Nugent concluye: Mientras más jerarquía hay, más importante es el ceremonial. Pensar que el problema se reduce a una pugna entre formalidad e informalidad es un importante error de apreciación mientras los momentos de ceremonial sean la principal fuente de reconocimiento de identidades.
Las jerarquías de las iglesias cristianas no han sido fieles al mensaje igualitario y “democrático” de Jesús y, con la excepción de las autoridades de algunas iglesias protestantes históricas y de algunas autoridades católicas excepcionales, cultivan en sus templos y en sus dirigentes un boato y una pompa antievangélicas.


miércoles, 30 de octubre de 2013

LA MONOGAMIA NO ES BÍBLICA



Jacob, quien primero se llamó Israel, se casó –engañado- con la hermana de Raquel a quien amaba. Vivió con ella 7 años y después se caso con Raquel. Raquel era estéril y tuvo hijos con su hermana. Por envidia de Raquel, tuvo hijos (Jacob) con la criada.
Hasta acá –libro de Génesis- nada de monogamia. Y seguimos avanzando en el antiguo testamento y los protagonistas tienen hijos en cantidades y con mujeres varias.
Pero yendo a la cuestión espiritual, es necesario entender que la biblia (entiendo yo) esn un manual de consejos para lograr una felicidad continua y mientras dure la vida.
Por eso el apóstol Pablo dice que “todo me es lícito, pero no todo me conviene”. En otro momento el mismo apóstol dice: “Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.”. Se puede deducir claramente que la cuestión no es cumplir una ley, sino intentar siempre, no hacer daño a nadie. Por que el cristianismo –que para mi es un modo de vida, no una religión- nos enseña a vivir en amor. Es que todo lo que sale de nosotros, vuelve a nosotros multiplicado. ¿Qué creen que volverá a nosotros cuando hacemos que alguien sufra? De eso se trata. En el mundo de hoy, se ha impuesto culturalmente la monogamia. Y por más liberales que nos consideremos, cuando sabemos que nuestro/a conyuge se ha acostado con otro, lo menos que sentiremos es tristeza, aunque nuestro intelecto pueda ensayar discursos que lo justifiquen. Cuando nosotros tenemos una relación extramatrimonial, internamente sabemos que es dañino para nuestra/o esposa/o; aunque creemos que si no se entera, no pasa nada. Pero cuando eso sucede, se desata una crisis, que lejos está de ser parte de la felicidad que tanto buscamos.
Muchos creen que cumpliendo las leyes bíblicas escrítas,se logra estatura espiritual. ERROR. Las leyes pretendían que los hombres pudieran vivir en amor, sin desviarse de esa energía. La Ley fracaso, con excepción de Jesús, que pudo cumplirla y por ello hizo lo que hizo y fue lo que fue. Jesús mismo dijo: “Mayores cosas que estas harán ustedes”. Pero claro, la condición es vivir en amor.
¿En qué  parte de la biblia dice que se deben primero cumplir las leyes terrenales y luego se recibe bendición?" respuesta; la biblia dice: "Busca primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás vendrá por añadidura". Creo que esto sintetiza todo. Pero no habla de cumplir una regla, como sería por ejemplo "no avanzar cuando el semáforo está en rojo". Sino que debe entenderse como la búsqueda de un equilibrio espiritual, que trae como consecuencia una vida plena.
Respecto de fidelidad o infidelidad, es un concepto que salta a partir de la influencia del imperio Romano. Si leemos la biblia, encontraremos que el Rey Salomón tuvo 700 esposas y además concubinas ¿Qué fidelidad o monogamia hay ahí? El Rey David tuvo varias mujeres, pero además, mandó a matar al marido de una de ellas para quedarse con su esposa. Esto sólo es mucho más grave que la infidelidad. En el nuevo testamento, Pablo recomienda a los ministros ser "maridos de una sola mujer", lo que indica que el hábito era tener más de una.
Pero es necesario analizar: Lo malo no es ser o no infiel, sino las consecuencias de ello. Hoy, que acostumbramos culturalmente a ser monógamos, naturalmente quien tenga una relación "clandestina" genera una situación negativa para sí y para su hogar. Es decir que imposible ser bendecido a quien por conciencia, sabe que lo que hace no está bien.
Jesús resume toda la escritura y los profetas en 2 mandamientos: Amar a Dios y Amar al prójimo. Nótese que el eje de la cuestión es el amor. Luego dice en otro momento, que se cosecha lo que se siembra. Si se siembra maldad (pues engañar a su cónyuge no puede ser considerado un acto de bondad) naturalmente se cosechará maldad. Pasado en limpio: Vivir en amor, haciendo por los demás lo que nos gustaría que hicieran por nosotros, es la clave del equilibrio espiritual. A su vez el equilibrio espiritual trae como consecuencia lo que conocemos como bendición, que no es otra cosa que el efecto boomerang, de haber dado amor, o lo que es lo mismo, sembrar para cosechar.

Seguramente en la biblia encontrarás un montón de textos que invitan más a prohibiciones y permisos, que al fin más noble que tiene la biblia, que es que cada persona, tenga una vida maravillosa. Cada uno usa la biblia como puede. Los que se apegan a los dogmas, viven una vida de esfuerzo entre prohibiciones, lo que hace una vida no del todo libre y en consecuencia –opino-no feliz. Pero por otra parte, es necesario establecer a qué le llamamos BENDICIÓN. Casi siempre se usa esta palabra para catalogar a las cosas materiales que podemos acumular. Recordar entonces que un bien, es un bien si hace bien, si no, no lo es.
Por último: La biblia no es un reglamento. No hay cosas bíblicas y cosas no-bíblicas. LA monogamia no es bíblica, pero tampoco deja de serlo; porque no es el propósito de la Biblia establecer esto, sino darte consejos para que tu vida sea hermosa. Lo demás es simple: Lo tomas o lo dejas.-

lunes, 28 de octubre de 2013

                                            HAY CRISTIANOS ATEOS

El mundo no es mejor ni peor por los ateos. ellos no son símbolo de la maldad, sino de la sinceridad de decir lo que sienten y piensan. En cada ateo, hay un potencial cristiano. Saulo de tarso era un cruel perseguidor de cristianos creyendo que lo hacía para agradar a Dios, y pasó a ser un fiel apóstol conocido como Pablo, luego de que Jesús entrara a su corazón.
Tal vez, el hecho de que haya cada día más ateos, sea la consecuencia de que los cristianos cada día son menos cristianos.
Los ateos dicen no creer en Dios, cuando en realidad reniegan de los dogmas de determinada o de todas las iglesias. Si partimos de la base de que Dios es AMOR ¿Quién puede negar la existencia del amor? Pues la niegan los cristianos que aseguran ser seguidores de cristo, pero no tienen amor para comprender, para solidarizarse, para soportar, para contener, para acompañar a los necesitados, para asistir a los que menos tienen.
Cada persona a la que se le da algo de amor, por mínimo que sea, siente que algo maravilloso le ha pasado. Sembrar amor hace que las personas se sientan mejor, que sientan que quien los ama, es su par. Y de eso se trata la vida cristiana, de dar amor en todo momento. Quien da amor, cosecha amor y eso hace que uno viva una vida plena y encuentre aquello que la humanidad tanto busca: La felicidad.
Quien es verdaderamente cristiano, ha encontrado la fórmula de la felicidad. ¿Crees que alguien no intentará al menos probar su tu fórmula es verdadera? Y si prueba que efectivamente lo es, olvidará aquellos enunciados y se quedará a disfrutar de ese tesoro. Eso no es otra cosa que el momento en que un ateo, descubra que los dogmas son cosas de los hombres, pero que Dios es una cuestión espiritual que va de adentro hacia afuera.
Entonces, dentro de 20 años la sociedad será mas justa y el mundo más hermoso, si existen cristianos verdaderos que prediquen -no con palabras- sino mostrando que su vida es digna de ser imitada. Seguramente así habrá menos ateos. Pero el número de ateos no cuenta sólo a los que abiertamente niegan la existencia de Dios, sino que suma también, a quienes, acudiendo a iglesias, profesan con sus labios ser creyentes, pero su ausencia de amor, denuncia que nada tiene que ver con Cristo.

martes, 22 de octubre de 2013

PECAR ES UNA BENDICIÓN

La religión es la moderna torre de Babel. Se especializa en confundir hasta que nada se entienda. El pecado, por ejemplo, ha sido la gran herramienta de la religión, para apagar la espiritualidad. La biblia es un manual que si sabemos interpretarlo, nos enseña a vivir de la mejor manera, y en total abundancia en todos los órdenes de la vida.
Digo que el pecado es una gran bendición, porque cuando lo detectamos, es como un cartel en la ruta visto a tiempo.
Si fuéramos de una ciudad a otra, y de pronto, al ver los carteles en la ruta caemos en la cuenta de que vamos en el sentido contrario; ese cartel no es otra cosa que una bendición que hizo que no nos alejáramos más de nuestro objetivo. El pecado es eso, es la posibilidad de hacer lo que no nos conviene, pero que nos abrirá los ojos para darnos cuenta que vamos en el sentido contrario de adónde queríamos ir.
Debemos analizar qué es pecado para cada uno. el apóstol Pablo decía: Todo mes lícito más no todo me conviene. Y cuando dice TODO es TODO. Con lo que nos pone frente a la responsabilidad de hacer lo que se nos antoje, aunque agrega que también debemos hacernos cargo de las consecuencias.
Por otra parte, etimológicamente una de las acepciones de la palabra "pecado" es "errar el blanco". Si utilizamos este significado en el plano espiritual y bíblico, podríamos decir que el PECADO es haber errado al blanco, no lograr la meta propuesta. ¿Pero cuál es el blanco, desde el punto de vista espiritual? Es la felicidad. Todos los seres humanos tenemos una búsqueda en la que coincidimos, más allá de nuestras creencias: LA FELICIDAD. Así las cosas, errar al blanco, es haber tomado el camino equivocado para encontrar la felicidad. Eso es lo que pretende la biblia como manual de la humanidad para una vida plena. La biblia nos recomienda no pecar, es decir no errar, para encontrar lo antes posible la felicidad.
Luego las religiones, utilizan el pecado como sistema de dominación, pues establecen un listado de "pecados" y sabemos lo que eso hará a la psicología humana: Lo prohibido nos atrae. Y si hacemos lo prohibido, eso lleva implícito una carga de culpa. bastará que alguien diga que tal cosas es pecado y que a Dios no le agrada eso, para que uno sienta culpa, pues el creyente entiende que acercarse a Dios, es la fórmula para ser feliz. El pecado no lo deja acercarse y siempre se siente en deuda.

Sin embargo, sin entendemos que haber "errado al blanco" no es otra cosa que una oportunidad para corregir el rumbo; sólo eso nos incentivará a evolucionar diariamente y llegar a ser profundamente espirituales, teniendo como sólida base, todos los errores cometidos, con los que habremos comprendido que cosas no debemos hacer para no alejarnos de ese maravilloso tesoro que es la felicidad.-
UN MUNDO SIN RELIGIONES 
Los dirigentes eclesiásticos se espantan. Hablar de un mundo sin religiones es sólo una cosa de ciencia ficción, porque ya existen y cada vez se afianzan más. Pero ¿Qué son las religiones? ¿Sería mejor un mundo sin religiones?
Primero debe establecerse qué significa "religión" y luego establecer, qué significado le damos en la actualidad a esa misma palabra. Religión, originalmente, se utilizó para describir al acto de "religar" (volver a contactar, volver ligar) al ser humano con Dios. Pero en la actualidad esa palabra es sinónimo de institución (iglesias) lo que le da un sentido totalmente distinto.
Desde el significado original de la palabra, la religión es totalmente necesaria para todo ser humano, ya que se trata de reconocernos como seres además de materiales (por tener un cuerpo físico) también espirituales. Por lo cual, desde este punto de vista, un mundo sin religiones, sería un mundo de personas exclusivamente materialistas.
Pero si tomamos el significado actual de la palabra "religión", un mundo sin religión -según mi opinión- sería un mundo ideal, ya que sacaríamos de escena las "mezquindades de las distintas iglesias y organizaciones religiosas- que aseguran ser los únicos dueños de la verdad, mirando por "sobre el hombro", a otras personas por profesar creencias distintas a las propias. Visto así, la ausencia de religiones, nos volvería a la espiritualidad propia, y al respeto de las experiencias espirituales de los otros, aunque sean distintas a las nuestras.
Al fin y al cabo, el ser humano es básicamente espiritual, aunque en las últimas décadas, el consumo nos empuje fuertemente hacia el materialismo, hasta hacernos creer que todas las cosas materiales que tenemos o ansiamos, son esenciales para una vida digna.
Somos materia. Tenemos un cuerpo físico y necesidades materiales. Pero convengamos que muchas de las cosas que consideramos como “comodidades” son perfectamente prescindibles. Más allá de eso, la búsqueda constante de cualquier ser humano (no importa en qué crea) es la felicidad. Buscar la felicidad significará algo distinto para cada uno. Pero ¿Realmente se trata de algo distinto? Sucede que al no saber como llegar a esa tan ansiada situación ideal, cada uno hipotetiza que tal o cual cosa, esconden dentro de sí, la felicidad. Por ejemplo: Quien tiene necesidades económicas, cree que si fuera rico, automáticamente sería feliz. Quien no tiene pareja, cree que si encuentra al “amor de su vida” será feliz. Aquél que no tiene trabajo, cree que si consigue un empleo será feliz. En realidad, la felicidad no puede estar encerrada en cosas que si bien son importantes, son muy pequeñas para contener algo tan  grande.
Ser feliz es estar en total equilibrio espiritual. Y llegar a ese punto de equilibrio, tiene que ver con lo interior. Quien tiene odio, no es feliz; quien vive enojado, no es feliz; quien no está conforme con su esposo/a, no es feliz; quien tiene deudas o carencias materiales, no es feliz.
Pero buscar la felicidad en la solución de esos problemas, también es una equivocación. Sí se debe buscar la solución a nuestros problemas, pero paralelamente, debe buscarse también una espiritualidad plena. ¿Por qué? Porque quien logra estar bien espiritualmente, atrae hacia sí, todo aquello que desea. Es una cuestión de energía, que aunque parezca que no es lo mismo, es parte de la espiritualidad.
Erróneamente se ha creído que Dios es un viejito de larga barba blanca sentado en una nube. Sin embargo, la propia biblia revela un secreto clave, para saber como lograr “religar” al ser humano con Dios. En el nuevo testamento (1º Jn 4:8) dice que “Dios es amor”. Y remarca: “El que no ama, no ha conocido a Dios”. Y esa es la clave. Dios es Amor. ¿Qué es el AMOR? Es esa energía positiva que nos envuelve y nos predispone tan bien cuando nos sentimos amados. Es decir que el AMOR, es ENERGIA POSITIVA. Pues entonces, estar equilibrado espiritualmente, es emitir todo el tiempo energía positiva, sin cambiar de polaridad. Jesús da una enseñanza profundísima sobre no cambiar de polaridad cuando dice: “Al que te hiera una mejilla, ponle la otra”. En realidad está diciendo: “aunque estés tentado a vengarte o responder del mismo modo, no lo hagas, pues estás cambiando la polaridad de tu energía”. Y refuerza el concepto cuando dice que cada uno cosechará lo que siembre. Es decir que si emitimos energía negativa (enojo, odio, bronca, envidia, malicia, deseos negativos para aquellos que no nos simpatizan etc.) cosecharemos precisamente energía negativa que puede traducirse en pérdidas, robos, enfermedades, desgracias, accidentes, roturas de elementos necesarios etc.

Por ello, hay que devolverle a la palabra “religión” el significado de “religar al ser humano con Dios”. Esto no implica que todos deban ser cristianos, sino que la humanidad debe volver a “ligarse” con la espiritualidad, con la buena energía del amor. Y es en eso en donde coinciden las doctrinas de todas las organizaciones religiosas. Todos entienden que el amor es esencial. Luego unos creen en Dios, otros, en Alá y otros en que cada uno es su propio Dios. Pero la esencia es la misma. El amor, como camino único, para ser realmente feliz.-

lunes, 21 de octubre de 2013

DIOS ¿ME ESCUCHA?


Habitualmente las iglesias hablan, dicen, repiten: Hay que escuchar la voz de Dios. Pero ¿Dios me escucha? ¿Qué tengo que hacer para que Dios me oiga? 
Escuchar a Dios -cosa que algún día abordaremos aquí, porque es largo de explicar- es en realidad, desarrollar una sensibilidad espiritual, llamada comunmente "intuición" o "corazonada". Pero para que Dios nos escuche, hay un instrumento que se llama "Oración". Parece poco creíble dicho así, pero es la forma en que energéticamente sacamos todo de adentro nuestro (lo bueno y lo malo) y nos ordenamos energéticamente, para volver a quedar en positivo, siempre y cuando nuestra oración sea sincera y sentida.
Opino que no hay fórmulas para la oración. Jesús enseña el padre nuestro, pero en realidad es una estructura de lo que debe contener una oración. Luego -en otro pasaje- Jesús dice que al orar hay que cerrar la puerta y encerrarse a orar. Eso es una figura literaria que indica que la única forma de tener una oración eficiente, es estando concentrado, sin que nada nos distraiga. la oración en realidad, si se quisiera dar una explicación parecida a lo científico, es una forma de "ordenar" nuestra energía. La verdadera oración tiene reconocimiento de los errores propios, exposición de nuestras necesidades y deseos, y agradecimiento. Lo primero es para que nuestro subconciente corrija el rumbo erróneo y se disponga a actuar de forma correcta de ahí en más (el verdadero arrepentimiento), lo segundo es para atraer aquello que nos falta y el agradecimiento es la aceptación de nuestra realidad actual. Pues si decimos que entregamos nuestra vida a Dios, debemos asumir que todo lo que nos pasa es parte de los planes de Dios para nosotros. Desde lo científico es no cargarnos negativamente respecto de aquello que no nos gusta del momento actual, para estar con energía positiva construyendo el mañana. Para entender lo de "energía" (por darle algún nombre) recordar 1ª de Juan 4:8 que dice que Dios es Amor y el que no ama no ha conocido a Dios. Esto es clave. Dios=Amor. ¿Qué es el Amor sino una energía positiva que nos predispone bien? Pues Amor= energía positiva. Por lo tanto, cuando no hay energía positiva en nosotros (enojo, rencor, envida, odio etc.) Dios no está en nosotros. Y si Dios no está en nosotros, vanas son nuestras oraciones.

viernes, 18 de octubre de 2013

SER FELIZ NO ES IMPOSIBLE

esa es la cuestión. Hombres y mujeres ven pasar sus días envueltos en sus rutinas y esperando que algo mágico suceda y aparezca la felicidad tan deseada.
No son pocos los que creen que su tuvieran dinero serían felices. Si pudieran tener el auto de sus sueños, serían felices. Si encontraran al amor de su vida sería felices. Y tantas otras cosas que nos ponemos como obstáculo, para no hacernos cargo de que la felicidad depende de nosotros. Y aún más, cuando seamos felices con la realidad está (que tan poco nos agrada) es posible que a partir de ahí aparezca el dinero, el auto y tantos otros sueños que ponemos como meta, cuando en realidad son la consecuencia de nuestro estado espiritual.
Es que podemos conseguir dinero con esfuerzo y comprarnos el auto, tener nuestra propia casa, enamorarnos y demás. Pero la felicidad siempre parecerá ausente, porque ella no está sujeta ni al auto, ni al dinero ni al amor de tu vida.
La felicidad es la consecuencia del equilibrio espiritual de las personas. Cuando se logra ese equilibrio, la realidad -cualquiera sea- será el escenario en el que se manifiesta nuestra felicidad. Sólo con ese equilibrio, podremos valorar al amor de nuestra vida, al auto, al dinero o la casa.  Y todas esas cosas juntas harán más placentera aún la vida, porque en realidad nuestra infelicidad, no es otra cosa que los síntomas de nuestra flaqueza espiritual. estamos femélicos espiritualmente. Sólo alimentamos nuestros cuerpo. Parece que no tuviéramos espíritu, y al creer que lo único que importa es el cuerpo, buscamos todo aquello que pueda satisfacerlo.
No logramos darnos cuenta que el cuerpo es un vehículo con el que llevamos por el mundo nuestro espíritu. Las personas somos esencialmente espíritu. Sin embargo poco hacemos por nuestro espíritu. Así,sin alimenta nuestro espíritu, esa misma indigencia espiritual hará que nuestro/a esposo/a sea una persona a la que llegaremos a detestar, pues lo único que buscamos en el/ella es satisfacer nuestro cuerpo (que traiga dinero a la casa, que nos satisfaga en la cama, que nos cocine, que nos lleve de vacaciones, que nos compre lo que deseamos).
El amor es espiritual. Sentirse amado, es sentirse lleno de una energía positiva maravillosa. Y es eso lo que necesitamos para lograr el equilibrio. necesitamos estar llenos de amor. necesitamos dar amor, porque todo lo que se da, vuelve a nosotros multiplicado.
Por eso afirmo: Ser feliz, no es imposible. Sólo tenemos que comenzar a vivir en amor, con amor, por amor. Esa energía positiva del amor es el imán que atrae el dinero, las comodidades materiales, la comprensión de nuestra pareja e hijos. El amor es la materia prima de los milagros.